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¿Qué es la gestión emocional?

Si has llegado hasta aquí es porque te importa saber qué es la gestión emocional y, probablemente, quieras mejorar tu manera de relacionarte con tus emociones.

En términos sencillos podríamos decir que la gestión emocional es la capacidad para identificar y regular adecuadamente emociones y sentimientos. Si eres hábil en esta competencia serás capaz de canalizar de forma adecuada toda esa “energía emocional” para que tus emociones no te desborden o te desgasten innecesariamente.

Gestión emocional: qué es y para qué sirve

¿Alguna vez tus emociones han supuesto para ti una complicación en lugar de ser tus aliadas? Es lógico pensar que si tenemos la capacidad de sentir dichas emociones es que son de utilidad, ¿verdad? El problema surge cuando no sabemos canalizarlas y aprovecharlas y, en lugar de eso, se convierten en nuestras enemigas o peor aún, llegamos a temerlas.

Si desarrollas tu Inteligencia Emocional y aprendes a gestionar tus emociones y sentimientos lograrás convertirlas en un recurso más, quizá uno de los más importantes.

gestión emocional que es

Gestión de emociones

Es importante que sepamos que la gestión de emociones no es disimular, negar o reprimir. Eso es todo lo contrario a gestionar y las consecuencias de esta forma de relacionarnos con nuestras emociones pueden ser muy negativas.

Gestión emocional es aceptar lo que siento, aunque no sea una emoción agradable de sentir. También es reconocer y elegir cómo voy a manifestar esa emoción. Gestionar también es observar e intervenir en los pensamientos asociados a las emociones para así, evitar que una emoción se alargue en el tiempo convirtiéndose en estado emocional o provocando sentimientos más duraderos.

¿Para qué sirve la gestión de mis emociones?

Estas son algunas de sus principales ventajas:

  • Aumento del rendimiento académico y profesional gracias al bienestar emocional asociado.
  • Mejora en la calidad de vida. Menor desgaste emocional.
  • Mejor autoconcepto contribuyendo positivamente a la Autoestima.
  • Mayor disponibilidad de nuestros recursos personales al evitar el Secuestro Emocional.
  • Favorece el desarrollo de nuevas habilidades y actitudes más adaptadas ante un reto o dificultad.

Gestión adecuada de las emociones

Para empezar a gestionar nuestras emociones de manera adecuada primero debemos ponerles nombre. Cuando nos acostumbramos a estar en contacto con lo que sentimos y somos capaces de ponerle nombre estamos preparados para empezar a gestionarlas.

Además, necesitas aprender a clasificarlas. En una situación que vivimos en la que intervienen varias emociones encontraremos emociones primarias y secundarias.

  • Emociones primarias. Las primarias podríamos decir que son las “protagonistas”.
  • Emociones secundarias. A menudo menos relevantes, suelen aparecer en último lugar ocultando a la emoción central o primaria, que es a la que tenemos que atender primeramente.

Por otro lado, es importante matizar es que no es lo mismo sentir una emoción que manifestar una emoción.

Por ejemplo, no es lo mismo estar enfadado que ser agresivo, no es lo mismo estar triste que llorar. No es posible que controlemos aquello que sentimos, la emoción surge y lo mejor es aceptarla, pero siempre podemos aprender a controlar cómo la manifestaremos externamente.

Ejemplos de gestión emocional

Veamos ahora algunas situaciones en las que la incorrecta gestión de emociones puede tener consecuencias negativas:

  • Cuando perdemos el control y terminamos gritando a nuestros hijos para que nos obedezcan sintiéndonos culpables posteriormente.
  • Cuando el miedo nos bloquea y disminuye nuestros recursos personales impidiéndonos tomar decisiones o superar un reto.
  • Cuando una discusión con nuestra pareja o un familiar “se nos va de las manos” y decimos cosas de las que después nos arrepentimos.
  • Cuando me siento tan vulnerable ante el dolor que termina afectando a mi Autoestima.
  • Cuando cometo un error, me siento culpable y me maltrato por ello, castigándome en lugar de analizar, reparar y aprender.
  • Cuando el resentimiento se convierte en una “mochila” tan pesada que me impide avanzar y llena mi vida de amargura.

gestión de emociones

Inteligencia emocional y gestión de emociones

La inteligencia emocional contiene un amplio abanico de competencias intra e interpersonales como el autoconocimiento, la autoestima, las habilidades sociales y por supuesto la gestión de emociones entre otras.

Si inviertes en mejorar tu inteligencia emocional tendrás más probabilidades de tomar el control de tu vida y, cómo no, de tus emociones.

El diario emocional

Te recomiendo una sencilla técnica que puede ayudarte a lograr mejorar la gestión de sentimientos. Se llama Técnica del Diario Emocional.

Consiste en realizar durante un periodo de tiempo determinado (por ejemplo, una semana) un pequeño autorregistro en el que reflejes una situación que hayas vivido en la que reconozcas una o varias emociones. A continuación, indica las emociones que han aparecido, los pensamientos asociados a la situación, y lo que hiciste o deseaste hacer frente al respecto. Por último, haz una pequeña reflexión acerca de si aprendiste algo, sientes satisfacción por tu forma de gestionarla o por el contrario te gustaría haber reaccionado de otro modo, y si es así pregúntate cómo podrías haberlo hecho mejor.

Después de practicar varias veces este ejercicio por escrito terminarás integrándolo y te saldrá de forma automática. Los beneficios de esta técnica son enormes, te invito a que lo compruebes en primera persona.

Piensa que la mejor forma de aprender a gestionar tus emociones es viviendo situaciones con carga emocional y sacándoles partido. ¡Vamos a por ello!

En resumen

Ahora que sabemos qué es la gestión emocional, podemos valorar hasta qué punto la gestión de sentimientos y estados emocionales es una habilidad fundamental que aumenta exponencialmente nuestra calidad de vida. Para ello necesitamos aprender a reconocerlas, clasificarlas y manifestarlas de la forma adecuada.

¿Qué es la tristeza?

La tristeza es una de nuestras emociones básicas. Al igual que la alegría, la sorpresa, el enfado, el asco o el miedo, podríamos decir que forma parte del “paquete básico” emocional que necesitamos para nuestro desarrollo y supervivencia.

La tristeza nos da una información muy específica, nos cuenta que hemos perdido algo importante. Nos habla de pérdidas evidentes como la muerte de un ser querido, una relación o un trabajo, pero también nos entristecemos cuando nos decepcionamos con nosotros (o los demás) o cuando “tiramos la toalla” ante una situación en la que nos sentimos impotentes. 

En general, no es una emoción que nos guste sentir. Si es tu caso y quieres aprender a gestionarla primero necesitas saber qué es la tristeza, así es que vamos a ello.

por que estoy triste

La tristeza, ¿qué es? Síntomas de la tristeza

La mejor forma de saber si tu estado emocional está relacionado con la tristeza es prestando atención a tu cuerpo. Todas nuestras emociones tienen una repercusión física y la más evidente en el caso de la tristeza es la ausencia de energía.

Otros síntomas habituales son la disminución del interés en las actividades cotidianas, el placer o la diversión y la atención excesiva en la pérdida.

Si quieres aprender a gestionar esta emoción que nos hace sentir tan vulnerables veamos primero qué es lo que representa, es decir, qué significa la tristeza.

¿Qué significa tristeza?

Frente a la pregunta qué significa la tristeza, podríamos decir que la tristeza o dolor emocional es la respuesta física, mental y neurofisiológica ante un estímulo determinado que implica algún tipo de pérdida. Ahora bien, la duración de esta emoción estará determinada por numerosos factores, entre ellos:

  • La envergadura de esta.
  • Nuestros recursos personales para afrontarla.
  • La gestión de nuestros pensamientos.

¿Qué es la tristeza emocional?

La tristeza emocional o dolor emocional es un estado en el que se suman dos variables. Por un lado, el estímulo (interno o externo) que provocó el dolor y por el otro los pensamientos que “alimentan” a la emoción, a este estado emocional solemos denominarlo sufrimiento.

Si queremos aprender a gestionar la tristeza o dolor emocional es fundamental que trabajemos sobre los pensamientos que alargan o intensifican dicha emoción.

para que sirve la tristeza

¿Para qué sirve la tristeza?

Como ya sabes, esta emoción está relacionada con las pérdidas. Nos “roba” la energía vital, por eso nos sentimos tan vulnerables.

Pero entonces, si esta emoción es necesaria para nuestro desarrollo y supervivencia, ¿qué sentido tiene que nos quedemos sin energía? Esto es así porque el duelo provocado por esta emoción es necesario para poder reajustar nuestra vida a partir de lo que perdimos, es decir, dicho estado facilita la asimilación y adaptación a la pérdida, eso sí, siempre que sepamos hacerlo.

Por eso, aunque no sea una emoción agradable de sentir no es sano reprimir la tristeza emocional, pero tampoco podemos quedarnos enganchados a ella indefinidamente.

¿Por qué estoy triste?

Si acabas de perder a un ser querido, estás pasando por un proceso de divorcio o tu hijo acaba de independizarse seguro que la respuesta a esta pregunta está clara: porque esta persona era importante para mí. Sin embargo, hay infinidad de situaciones en las que detectamos la emoción, pero no sabemos realmente cuál es su origen.

Si esto te sucede alguna vez pregúntate:

  • ¿Cómo estoy interpretando esta situación para que el resultado sea la tristeza?
  • ¿Qué he perdido?

Contestar a estas preguntas te va a dar información muy interesante acerca de ti.

Estoy triste, ¿qué hago?

En ocasiones, es posible que no sepas qué hacer cuando te sientes triste.

Aquí van algunas claves si sientes tristeza y no sabes cómo salir de ella:

  • El llanto. Llora lo que necesites ya que esto contribuye a reducir los niveles de neurotransmisores que alimentan la angustia y aflojarás la tensión.
  • Haz deporte. Así sacudirás los estados de ánimo negativos al generar endorfinas. 
  • Márcate pequeños objetivos. Lograr metas te provocará alegría, la emoción opuesta a la tristeza, ayudando a reducirla.
  • Relaciones personales. A través de ellas obtendrás distracción. La generosidad hacia los demás tiene un efecto euforizante positivo y contrarresta la sensación de pérdida.
  • Cultiva emociones de agrado. Crea situaciones que te provoquen emociones como la gratitud, la ilusión, el entusiasmo o la serenidad. Esto facilitará enormemente el proceso.
  • Gestión de los pensamientos. Detecta los pensamientos que te “atascan” en el proceso de duelo, comprobarás que casi todos ellos están relacionados con algún tipo de miedo. Racionaliza dichos miedos para avanzar.

En resumen

Como hemos visto, la tristeza sirve: es una emoción tan necesaria como cualquier otra, aunque en general no nos guste sentirla. Por eso es importante saber qué es la tristeza, aprender a gestionarla adecuadamente y aprovechar para conocernos mejor durante el proceso.

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¿Qué es la Educación Emocional?

Últimamente escuchamos mucho el término «Educación Emocional». Pero, ¿qué es exactamente? ¿A qué nos referimos cuando hablamos de EDUCACIÓN EMOCIONAL?

 

Evidentemente, cuando hablamos de este término, surgen miles de dudas acerca de su significado. Toda educación es emocional, en tanto en cuanto, las emociones están presentes en todos los instantes de nuestra vida. Nos movemos con ellas y a causa de ellas. Y con nuestros hijos, ocurre lo mismo: todo aquello que hacemos y decimos genera en ellos emociones concretas. La cuestión es que esto se haga de una forma saludable y adaptativa.
Para una definición más completa y técnica, os recomiendo leer la de Rafael Bisquerra.
Podemos decir que para una sana Educación Emocional la clave está en que los educadores (y me refiero a todos: madres, padres, abuel@s, maestros, monitores,…) posean una serie de recursos y habilidades para poder aplicarla. Esto se ve muy fácil con un ejemplo: si yo no sé leer y escribir, ¿cómo puedo enseñar a un niño a hacerlo? Entonces: si no me conozco bien, si no he desarrollado mi Inteligencia Emocional y no sé de dónde surgen las emociones que siento, o qué emociones son, ¿cómo puedo enseñar a un niño a gestionar, por ejemplo, una situación de enfado si yo mismo no sé hacerlo?
Esta es la base que considero primordial; creo que lo ideal es que el aprendizaje se haga desde emociones de agrado, y por supuesto, aprender también desde las de desagrado cuando surjan. La idea de que un niño aprende desde el miedo, el enfado, la rabia,… puede parecer efectiva porque desde un punto de vista cortoplacista, puede funcionar. Pero nosotros queremos educar para la vida, a largo plazo, ¿verdad?. Queremos sentar unas bases que permitan que nuestros hijos sean felices, tengan una sana autoestima y sepan enfrentarse a las situaciones desagradables de la vida saliendo fortalecidos. Y esto se consigue mucho mejor desde emociones de agrado.
Una vez hemos sentado lo que son las bases de una sana Educación Emocional, me gustaría hablaros de una de las herramientas más potentes que nos brinda el Autoconocimiento: nuestros TALENTOS.
Es fundamental que estemos en contacto con nuestros talentos naturales. Todo el mundo tiene unos talentos naturales. Tiene sentido pensar que para trabajar aquellas áreas de que deseamos mejorar necesitamos apoyarnos en nuestros «puntos fuertes» y nuestros talentos son de los más valiosos que tenemos. Pero, ¿sabes qué es un talento? Es una capacidad, física o psicológica que destaca sobre el resto de capacidades. Por ejemplo, ¿qué capacidades pone en juego una persona que dibuja muy bien? La creatividad, la imaginación, la memoria visual o la destreza manual. Algunas de ellas las tendrá en forma de talento y las pondrá en «juego» para realizar una actividad como es dibujar.

¿Qué crees que sucede cuando estás en contacto con tus talentos, cuando los reconoces, normalizas y desarrollas utilizándolos en tu día a día? Que tu visión de ti mismo se ve reforzada. Esto es fantástico para la Autoestima por eso es importante que nuestros hijos y/o alumnos estén en contacto con sus talentos naturales. Si deseas apoyarles en ese sentido asegúrate de conocer los tuyos, de este modo te resultará muy sencillo ver los de los demás.

¿Quieres aprender a gestionar tus talentos naturales?
Toma nota:
1️⃣ Identifícalos; para ello debes conocerte bien.
2️⃣ Desarróllalos al utilizarlos de forma consciente.
3️⃣ Ponlos al servicio de tus objetivos.
4️⃣ Detecta los frenos al talento cuando surjan.
Como dice el filósofo Francesc Torralba: «Excelencia es esfuerzo y humildad sobre un talento que te es dado»

¿Qué opinas? 😉

¿Sabes cuáles son tus talentos? ¿Sabes utilizarlos?

Supongo que para que puedas dar una respuesta a esta pregunta primero debes tener claro qué es exactamente el talento, además debes conocerte lo suficiente para saber cuáles son los tuyos y por último debes aprender a desarrollarlos y ponerlos a tu servicio.

Sobre todo esto hablaremos ahora. Comencemos por el principio:

Para que entendamos mejor qué es el talento he escogido esta definición de Francisco Yuste porque me gusta especialmente. “El talento tiene que ver con esa capacidad intelectual con la que ciertas personas parecen afrontar situaciones adversas y resolverlas satisfactoriamente sin un esfuerzo aparente, de forma natural”.

¿Cuáles son tus creencias acerca del talento?, ¿crees que es una capacidad con la que solo algunas personas nacen? Te ofrezco un dato interesante de: A la edad de cinco años 98% de los niños posee las capacidades necesarias para ser un genio (curiosidad, creatividad, pensamiento divergente, mente abierta), sin embargo 15 años después sólo el 10%  mantiene esas capacidades. Si quieres profundizar acerca del modo en que el sistema educativo influye en el desarrollo del talento en los niños te invito a que veas este interesante documental: www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc

Consideremos ahora algo importante. Si quieres saber qué talentos posees primero debes conocerte bien. Es decir, si el talento es una capacidad innata es lógico pensar que tus talentos estarán relacionados con aquellas características que posees de forma natural. Te invito a reflexionar acerca de estas cuestiones:

¿Qué hemisferio del cerebro predomina en ti? ¿Es quizá el derecho? Creativo, pasional, imaginativo y especialmente dotado para las artes y la poesía. ¿O quizá el izquierdo? Más analítico, estratégico, práctico, con un gran dominio de los números y el lenguaje.

Por otro lado, ¿sabes cuál es tu temperamento?

 

¿Sabes si tienes si eres Visual, Kinestésico o Auditivo o qué tipo de inteligencia, de entre todas las que el profesor Howard Gadner nos habla,  predomina en ti? Ten en en cuenta que cuanto más te conozcas más fácilmente detectarás qué talentos posees.

Seguro que ya habrás observado que si bien todo el mundo posee talentos no todo el mundo destaca de forma notable en la realización de su labor  profesional. Esto puede ser, entre otras causas porque no todo el mundo desarrolla sus talentos naturales.

Una fantástica forma de hacerlo es a través del estado de Flow. ¿Sabes lo que es? Resumiendo mucho podríamos decir que fluimos cuando realizamos una actividad en la que nuestras capacidades están alineadas con el desafío al que nos enfrentamos de modo que la concentración es absoluta.

Estas son algunas de las características básicas de las experiencias de fluir:

  • Actividad desafiante que requiere de habilidades
  • Metas claras y retroalimentación inmediata
  • Se combinan acción y conciencia, es decir, nuestra atención está tan absorbida que dejamos de ser conscientes de nosotros mismos como seres separados de las acciones que realizamos
  • Concentración absoluta sobre la tarea
  • Sientes que puedes ejercer un control absoluto sobre la situación
  • El tiempo desaparece

 

¿Puedes recordar en que momentos estás en estado de Flow? Es importante señalar porqué el estado de Flow contribuye al desarrollo del talento. Al invertir toda nuestra energía psíquica en la tarea, llegamos a ser parte de un sistema de acción mayor que nuestra personalidad individual. Después de la experiencia, al volver a tomar conciencia de nuestro yo podemos constatar el crecimiento vivido y el logro de nuevas habilidades.

Piénsalo, ¿cuáles son tus intereses?, ¿qué tipo actividades te gusta realizar de forma vocacional?, ¿en qué momentos estás tan concentrado en la tarea que realizas que hasta el tiempo desaparece?

Podríamos profundizar mucho más en este interesante tema, por ejemplo, analizando algunos de los más destacados frenos al talento que existen sin embargo dejaremos este asunto para otra entrada. Sí me gustaría concluir con una fantástica cita de Francesc Torralba que en mi opinión resume de forma genial los ingredientes imprescindibles para desarrollar nuestros talentos naturales: «La excelencia es esfuerzo y humildad sobre un talento que te es dado»

Descubre tus talentos y ponlos a tu servicio. ¡Verás los resultados!

3 claves para apoyar a nuestros hijos cuando sienten tristeza (Caso práctico)

La tristeza suele ser la emoción de la que antes nos gustaría despojarnos por las características que la acompañan; pero la tristeza es necesaria, al igual que el resto de nuestras emociones.

La tristeza nos ofrece la oportunidad de crecer tras cada pérdida haciéndonos cada vez más fuertes, más autónomos, más independientes y con más recursos. Por ello no tiene ningún sentido que intentemos reprimirla o actuar como si no existiera; si hacemos esto la tristeza permanecerá oculta y tendrá otros efectos no deseados sobre nosotros. Resulta más conveniente aceptarla y trascenderla lo antes posible, saliendo fortalecidos tras la experiencia; creciendo, en definitiva, con la experiencia.

Pero, ¿a qué me refiero cuando hablo de “crecer con la experiencia”?. Con este caso práctico voy a ilustrar los pasos a seguir, de forma que te ayude a comprender mejor este concepto.

Cómo podemos apoyar a nuestros hijos en su tristeza

Hace ya algún tiempo me marchaba de viaje durante una semana para realizar una formación en otra localidad. Mi hija Lucía tenía nueve años por aquel entonces, ya habíamos hablado en familia sobre el viaje y ella no había mostrado ninguna emoción en particular pero la tarde anterior, estábamos en el coche cuando escucho en la parte de atrás un gemido casi imperceptible. Cuando miro la veo llorando bajito, disimuladamente, sin llamar la atención. Salimos del coche y le pregunté muy tranquilamente qué le sucedía. Me dijo que estaba muy triste porque yo me marchaba al día siguiente e iba a estar una semana sin verme.

Seguro que te ha pasado alguna vez que antes de despedirte de alguien a quien quieres ya estás triste, te estás anticipando al momento en que el otro ya no estará y le echarás en falta. A veces esta “tristeza a futuro” empaña nuestro presente, ¿verdad?

Como padres, nuestro instinto de protección hacía nuestros hijos puede “jugarnos una mala pasada” ya que podríamos intentar mitigar de algún modo su dolor quitándole importancia al hecho, intentando evitar a toda costa cualquier situación triste para ellos o actuando como si no pasara nada. En estos casos el niño puede pensar que su emoción no es legítima y se avergüence de sentirla, entonces aprenderá a ocultarla y más tarde a ocultársela a sí mismo tapándola con otras emociones, no querrá “verla” porque le hará sentir débil e inferior, por lo tanto se perderá la oportunidad de crecer con la experiencia.

¿Cómo habrías reaccionado en una situación así? Muchos padres, en ocasiones movidos por su propio sufrimiento al ver sufrir a sus hijos tienden a actuar precipitadamente, quizá dando soluciones para que dejen de llorar o quitando importancia a la situación pero esto no genera crecimiento. Ellos van a crecer cuando encuentren recursos para salir de su tristeza POR ELLOS MISMOS. Confía en ellos y en su capacidad para encontrarlos.

Entonces, ¿cómo podemos apoyar los padres? ¿Cómo acompañarles en el proceso para que los encuentren y crezcan con la experiencia? A continuación, y a través del ejemplo, te iré exponiendo las 3 claves para apoyar a nuestros hijos en estos procesos:

1: Validar su emoción; es decir, el niño debe sentir que su emoción es legítima, que es normal estar triste, eso les hará sentirse seguro y no avergonzarse por sentir. Esto es fundamental con todas las emociones. En próximas entradas hablaremos sobre cómo legitimar otras emociones como por ejemplo la envidia o los celos.

2: Ofrecer apoyo sin emitir juicios. ¿Qué crees que necesitaba mi hija en ese momento? ¡Exacto!, ¡has acertado! Pues sí, un abrazo. Cuando estamos tristes necesitamos comprensión y cercanía. Lo último que necesitamos son juicios. Cuando validas la emoción del otro y además le ofreces el apoyo de un abrazo es muy probable que empiece a sentirse mejor.

3: Acompañar y apoyar en la búsqueda de recursos propios. ¿Y ahora qué, lo dejamos ahí?, ¿qué opinas? Por supuesto que no, ahora nuestro hijo se siente comprendido y acompañado. Lo suficientemente seguro como para empezar a buscar la forma de salir de su tristeza. En este caso lo que yo le dije fue: “Comprendo que estés triste porque no estaré en casa durante varios días. Piensas que me vas a echar de menos ¿verdad? ¿Se te ocurre algo que puedas hacer para no echarme en falta durante estos días?”

¿En qué estado pensáis que estaba mientras pensaba? Ya no estaba triste ni mucho menos, había salido de su tristeza y estaba buscando recursos. ¡Y los encontró a la velocidad del rayo! En cuestión de segundos había encontrado algunos que le satisfacían como hablar conmigo por Skype por las noches o pedir a su padre si podría dormir con él mientras yo no estaba; esto último en concreto le hacía una ilusión tremenda 🙂 Ya se visualizaba por las noches, los dos en la cama hablando conmigo por Skype antes de dormir. Ahora ya no sólo no estaba triste, estaba feliz por haber encontrado recursos contra su tristeza. Ella aún no lo sabía pero estaba adoptando una postura Proactiva frente a su situación.

Finalmente, como siempre digo, lo importante no es el recurso. Pienso que no existe la forma “correcta” o “incorrecta” de hacer las cosas, eso son juicios de valor subjetivos. Para mí es mejor pensar en “lo que me funciona” o “lo que no me funciona” y Lucía, en este caso, consiguió salir de su experiencia fortalecida, sabiendo que es capaz de encontrar el modo de salir de su estado emocional por ella misma.

Y ¿qué necesitó de mí como madre? Pues cosas muy importantes, que confiase en ella y su proceso, cero juicios y por supuesto ofrecerle la seguridad que necesitaba para encontrar una solución por ella misma.

¡Feliz fin de semana!

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La Autoestima, nuestra mejor defensa.

“Sólo si me siento valioso por ser como soy, puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero”.
Jorge Bucay

¿Sabes para que sirve tener una sana autoestima?, ¿sabes cómo y cuándo se desarrolla?, ¿sabes cómo mejorarla?

En este post vamos a contestar a estas preguntas y algunas más. Comenzamos…

En primer lugar deberíamos definir qué es la Autoestima. Existen numerosas definiciones que son mucho más técnicas pero en términos “de andar por casa” podríamos decir que es algo así como un escudo protector. En la vida existen numerosos desafíos para los que un nivel sano de Autoestima nos evitara mucho malestar, inseguridad y gran pérdida de energía psíquica.

Aquí conviene matizar que las personas que nos rodean o determinadas situaciones no nos suben o bajan la autoestima. Ellas nos muestran cual es nuestro nivel de autoestima de modo que podamos trabajar para mejorarlo.

¿Cómo se desarrolla?, ¿cuándo se crea? Durante la infancia. De pequeños necesitamos tener cubiertas tres necesidades básicas para un correcto desarrollo de la Autoestima. Imagina que son tres vasos que deben ser llenados al 100%.

Nuestra familia debe garantizar de forma satisfactoria que nos sintamos Seguros (casa, calor, comida, límites saludables). Reconocidos (respetados, valorados) y Amados de forma incondicional (te quiero, hagas lo que hagas, aunque te regañe o ponga límites).

Si estas necesidades no han sido correctamente satisfechas cuando seamos adultos buscaremos compensarlas a través de los demás, el resultado es la dependencia, como puedes imaginar. Orientaremos nuestras conductas a recibir de los demás el amor, seguridad o reconocimiento que no obtuvimos de forma satisfactoria en la infancia. Pero el entorno nunca llenará estos tres “vasos” por más que lo intenten solo podemos hacerlo nosotros mismos, trabajando desde el interior.

Por lo tanto, ¿qué puedo hacer si detecto que mi Autoestima es mejorable? Pues elevarla. ¿Cómo? Como decía antes…desde dentro. Tenemos que darnos a nosotros mismos todo lo que nos faltó durante nuestro desarrollo. Necesitamos nuevos datos que confirmen que somos autosuficientes y capaces de darnos todo el amor incondicional, seguridad, respeto y valoración necesarios hasta que esos tres “vasos” estén llenos a rebosar.

El mejor modo de hacerlo es a través del pensamiento. Observa tu diálogo interno, sobre todo en las situaciones en que tu nivel de Autoestima se pone a prueba. Por ejemplo, observa que te dices cuando comentes un error, escúchate. ¿Cómo te hablas?, ¿quizá te equiquetes (¡que torpe eres!) o generalices (¡siempre igual!), o magnifiques (¡esto va a ser terrible!)? Detecta todas las distorsiones cognitivas que cometes y cámbialas por frases más realistas. A fin de cuentas, se trata de que construyas un Autoconcepto más objetivo, sabiendo detectar todo lo “bueno” que hay en ti, y reconociendo también lo mejorable, desde la confianza en ti mismo para cambiar todo aquello que desees mejorar.

No es complicado solo requiere de atención, confianza y perseverancia. ¿Te animas a mejorar tu escudo protector?

 

Por qué nos cuesta tanto decir NO con una sonrisa

Probablemente dirás, “depende”. Pues claro, depende de tu estado emocional, del momento, de la persona, de la situación, de la confianza hacia el otro y un millón de cosas más.

Vamos a encuadrar la situación un poco más.

El otro día estaba desayunando con una compañera de trabajo en una terraza del centro de mi ciudad. Es un lugar con mucho paso donde suelen aparecer bastantes personas pidiendo dinero. La tercera persona que se acercó a nuestra mesa con esa intención era una anciana de etnia gitana con unas ramas de romero en la mano. Nos pidió dinero, yo le di una moneda pero al parecer no le pareció suficiente, me dijo que eso era poco, nos dejó un par de ramas de romero en la mesa y me dijo que le diera mi mano, que me la iba a leer. Bueno, realmente me dijo bastantes cosas más; que me habían echado un mal de ojo hace tres años y que ella me lo podía quitar, que me iban a dar una sorpresa dentro de poco tiempo, en fin…lo típico.

Piensa un poco en esta escena, visualízala. Ella está de pie junto a la mesa, nosotras sentadas. Su actitud transmite la intención de no marcharse, parece determinada a cumplir su objetivo. Nos pide de forma vehemente la mano para leérnosla, a mi compañera y a mí.

¿Cómo habrías reaccionado en un momento así?

Es probable que muchos de nosotros nos sintamos violentados en una situación como esa. Nuestros límites están siendo invadidos, se produce una situación que no deseo y es probable que no tenga muy claro cómo solucionar.

La herramienta estrella para este tipo de situaciones se llama ASERTIVIDAD y podemos decir que es el punto intermedio entre la SUMISIÓN y la AGRESIVIDAD.

La Asertividad está basada en un valor, el RESPETO. Pero no tan solo a nivel conductual o como norma social, sino también a nivel de sentimiento, es decir, SIENTO RESPETO, hacia mí y hacia los demás. Este valor, el respeto, aplicado a las relaciones interpersonales nos vuelve muy eficaces a la hora de resolver situaciones como la invasión de nuestros límites personales, al hacer peticiones de cambio de conducta, cuando quiero decir NO, frente a la agresividad de los demás y un largo etcétera.

El respeto nace de la VALORACIÓN, es decir, respeto aquello que es valioso para mi. Si me considero una persona valiosa me resulta muy sencillo respetarme (por lo tanto no haré nada que pueda dañarme), por otro lado, si considero valioso al otro lo respetaré, no haré nada que pueda hacerle daño y por supuesto no voy a permitir que el otro me dañe a mi, porque me respeto, claro.

Volvamos a nuestra señora, tengo claro que no voy a darle mi mano para que me la lea, tengo claro que no voy a darle más dinero del que ya le di. Deseo que se marche y por supuesto, como la respeto, y como la considero un ser humano tan valioso como yo no voy a mostrar una conducta agresiva hacia ella, puedo estar molesta pero no tengo por qué utilizar un tono agresivo, eso siempre lo puedo controlar.

¿Crees que es lo mismo ser agresivo que ser firme?, ¿se puede adoptar una postura firme y amable a la vez? Prueba a decir NO con firmeza y amabilidad, por ejemplo con una sonrisa que indica tu respeto mas profundo hacia el otro.

Di NO, mirando a los ojos, con una firmeza en tu mirada que no deja lugar a dudas y que indica “mi NO es rotundo, no voy a cambiar de opinión” y observa lo que pasa.

Tags:Asertividad, inteligencia emocional, Respeto

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La importancia de educar para una sana Autoestima

Hasta que no te valores a tí mismo, no valorarás tu tiempo. Hasta que no valores tu tiempo, no harás nada con él (M. Scott Peck)

En un post anterior os hablábamos de la importancia que tiene adquirir las habilidades de la Inteligencia Emocional en los Centros Educativos. Y hoy queremos en concreto hablar de la importancia que tiene la Autoestima en el desarrollo de nuestros pequeños.

¿Sabes qué es la Autoestima? ¿Sabes en qué periodo de nuestra vida se desarrolla y cómo? La Autoestima es una de las competencias estrella que tratamos en la formación en Inteligencia Emocional ya que lo inunda todo: nuestros pensamientos, nuestras reacciones, nuestra relación con los demás,…

Seguro que casi todos nosotros sabemos identificar los efectos de una baja Autoestima en nosotros mismos y también en los demás, pero, ¿cuántos de nosotros sabemos qué hacer para elevarla y sanarla?

Más allá del tan utilizado consejo “tú lo que tienes que hacer es quererte más”…, pero vamos a ver, ¡¿eso cómo se hace?! ,¿lo decido y ya?, suena complicado ¿verdad?

Todas estas consideraciones requieren de un análisis profundo y de aprender, como si de un idioma se tratara, qué es exactamente la Autoestima, cómo influye en mi vida, y cómo elevarla. La autoestima no es estática, podemos elevarla; no es difícil, sólo hay que saber cómo.

Pero hoy no hablaremos sobre nuestra propia Autoestima; vamos a analizar otro aspecto importante a tener en cuenta y que tiene que ver con nuestra responsabilidad:

¿Eres padre o madre? ¿Tienes sobrinos, nietos, primos pequeños, eres profesor o de algún modo te relacionas con menores? Entonces es importante que sepas que la Autoestima se desarrolla durante la infancia. Con lo cual, se hace necesario tener conocimientos y adquirir competencias relacionadas con ella, de modo que sepamos reforzar la Autoestima de los menores que nos rodean. Ellos van a construir su propia Autoestima en función de los estímulos del entorno, necesitan sentirse valorados, respetados, amados de forma incondicional, seguros, necesitan coherencia de parte de los adultos que los rodean.

Piensa en esto: si tienes hijos por ejemplo, ¿cómo te gustaría que fueran en su edad adulta?, ¿quizá personas íntegras, que orientan sus acciones desde valores saludables, con poder personal, seguros de sí mismos, que confían en sus capacidades para conseguir lo que desean?, y como resultado de todo esto…¿felices?

Si es así, ¿qué estás haciendo tú ahora para que ellos sean así en el futuro?

Es primordial que conozcamos el modo de reforzar la Autoestima de los menores para evitar dependencias en el futuro ya que todas las carencias que tengan durante su desarrollo se convertirán en dependencias externas en la edad adulta, hasta que ellos mismos decidan elevarla, igual que tú mismo podrías hacerlo con la tuya si ese es tu deseo.

¡Feliz fin de semana!

 

 

 

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Inteligencia emocional en educación: 3 motivos imprescindibles

¿Por qué es tan importante la Inteligencia emocional en la educación?

“Nuestro trabajo no es endurecer a nuestros niños para hacer frente a un mundo cruel y despiadado.

Nuestro trabajo es criar niños que van a hacer el mundo menos cruel y despiadado”

L.R.Knost

inteligencia emocional en la educación

Inteligencia emocional en la educación

En los últimos años, el término Inteligencia Emocional se ha hecho muy popular a todos los niveles y el mundo educativo no es una excepción.

Desde que el famoso Daniel Goleman popularizó el término en los años 90 se ha escrito mucho acerca de ella, acercando a todo tipo de público la idea de que reconocer, nombrar y gestionar nuestras emociones y las de los demás crea valor en la sociedad.

Por otro lado, he llegado a leer artículos que previenen sobre el hecho de enseñar Inteligencia Emocional en las escuelas frente al posible “riesgo” de crear un regimiento de niños “manipuladores” que utilicen las “armas” de la Inteligencia  Emocional para su propio beneficio sin contemplar el hecho de que las personas emocionalmente inteligentes son menos vulnerables a los intentos de manipulación.

En cualquier caso, he podido comprobar cómo en el mundo de la educación la Inteligencia Emocional ha vivido un auge importante. Cada vez más docentes emplean recursos y habilidades de la I.E. en sus aulas con resultados extraordinarios. Por eso he querido resumir algunas de las utilidades principales que esta disciplina está aportando ya en las aulas:

  • En primer lugar quisiera aclarar que la gestión de las emociones no es lo único que la Inteligencia Emocional puede aportar. Esto es solo una pequeña parte. Cuando hablamos de “hacer inteligente a la emoción” podríamos decir que lo que pretende esta habilidad es utilizar nuestro intelecto o parte racional para sacar todo el rendimiento posible a nuestro amplio mundo emocional y de este modo utilizar nuestras emociones para lo que son, como señales que nos dan información de vital importancia y nos apoyan a la hora de tomar decisiones.
  • Las habilidades y recursos que nos aporta la inteligencia emocional abarcan áreas como Autoconocimiento, Automotivación, Autoestima, Asertividad, Proactividad, Empatía, Comunicación, Liderazgo, Talento, Creatividad y  Conciencia Social, entre otras.
  • Por todo ello podríamos decir que esta habilidad de desarrollo personal posee una amplia gama de diferentes recursos para aplicar y potenciar dentro del  sistema educativo.

Probablemente muchos docentes ya aplican la Inteligencia Emocional en la educación ya sea de forma natural o aprendida pero para aquellos que quieran profundizar un poco más en los beneficios que la Inteligencia Emocional puede aportar explicaré en próximas entradas los aspectos más prácticos de emplear estas habilidades con los alumnos de cualquier edad.

Para ello es imprescindible que el docente sea Emocionalmente Inteligente, por lo tanto la primera pregunta sería… ¿sabes poner nombre a lo que sientes en cada situación?, más aun, ¿sabes cuántas emociones diferentes están interviniendo en una situación determinada o si una emoción está ocultando alguna otra? Es imprescindible saber leer nuestras propias emociones antes de leer las de los demás sobre todo si queremos apoyar a nuestros alumnos para que ellos aprendan a hacerlo también. Pero esto es sólo una pequeña parte. Te propongo que me acompañes a descubrir el maravilloso mundo de la inteligencia emocional.

¿Te apuntas?

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Autoconocimiento: ¿cuánto te conoces, o crees que te conoces? :-)

Hoy hablamos del Autoconocimiento, una herramienta primordial que nos ofrece la Inteligencia Emocional, imprescindible para nuestro desarrollo personal.

«Comprender quién eres realmente es mucho más importante que perseguir aquello que “deberías ser”. ¿Por qué? Porque si comprendes lo que eres, empieza un proceso de transformación espontáneo, mientras que si tratas de convertirte en aquello que crees que deberías ser, no se produce ningún cambio, sino tan solo una continuación de lo viejo con una apariencia diferente”.

Jiddu Krishnamurti

Teniendo en cuenta que podríamos definir la Inteligencia Emocional como una herramienta de desarrollo personal orientada al bienestar, la pregunta sería, ¿cómo es posible entonces adquirir más bienestar en mi vida a través de ella?.

La Inteligencia Emocional podría dividirse en dos grandes áreas: Área Intrapersonal, es decir la relación que tengo conmigo mismo y Área Interpersonal, o lo que es lo mismo, mi relación con los demás.

Dentro del Área Intrapersonal también podríamos subdividir ya que la Inteligencia Emocional abarca mucho más que el conocimiento y la regulación de nuestras emociones. Podríamos hablar entonces de competencias como el Autoconocimiento, la Autorregulación o la Automotivación.

Hoy hablaremos acerca del Autoconocimiento, también llamado Conciencia de uno mismo. Primero, nos preguntaremos:

¿Qué concepto tienes acerca de tí mismo? ¿Tu “Idea del Yo” está cerca de tu “Yo Real?.

¿Cuál es tu nivel de Autoestima?.

¿Qué creencias componen tu Sistema de Creencias?. ¿Son todas ellas saludables o tienes creencias que te limitan?.

¿Qué valores te rigen? y ¿cuáles son los principales, es decir, tus Principios?.

¿Sabes hacia dónde vas?, ¿qué sentido das a tu vida?, ¿sientes que te estás autorrealizando?.

La respuesta a estas preguntas y algunas más las responderá nuestro nivel de Autoconocimiento. Es muy importante conocerse bien y elevar nuestra Autoestima en caso necesario ya que si no, mi Autorrealización será imposible.

Ahora bien, ¿qué necesito para conocerme más y mejor?

Puedo obtener información eficaz a través de mí, es decir, de mis experiencias, de mis emociones, de mis conductas…

También puedo conocerme mejor a través de los que me rodean; ellos pueden darme información muy eficaz desmintiendo o validando aquello que creo que sé de mí. Quizá pienso que soy una persona muy generosa pero mis amigos piensan que soy un “tacaño”. Pregunta a tu entorno para saber cómo te perciben ellos.

Mis emociones también me darán mucha información acerca de mí. Por ejemplo, si ante una situación me siento culpable puedo observar qué creencia (que suele estar oculta) me está indicando que debo sentirme así ante esa situación. Quizá me está indicando que la imagen que tengo acerca de mí mismo no se corresponde con mi Yo Real en este caso concreto. Esto me da la oportunidad de revisar dicha creencia y los resultados que tiene en mi vida. Así, si considero que me limita podré sustituirla por una creencia que me potencie.

Imagina que te sientes culpable porque tu madre te reprocha que no la visitas a menudo. ¿Qué creencia acerca de ser un “buen hijo” se activó en tí para que te sintieras culpable?. Aprovecha para revisarla y decide si te limita o te potencia. Tienes una fantástica oportunidad para averiguar si quieres cambiar tu creencia o revisar tu conducta.

Pero para poder aprovechar cada situación que vivo de forma que aumente mi Autoconocimiento debo desarrollar primero una capacidad fundamental: la Observación. Sin miedo, con coraje, honestidad y humildad. Cuanto más sepa acerca de mí mismo más fácil será que consiga aquello que deseo.

La inteligencia Emocional te va a dar muchos recursos para conseguirlo, te animo a que profundices en ella.

¡Feliz día!

 

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