3 claves para apoyar a nuestros hijos cuando sienten tristeza (Caso práctico)
La tristeza suele ser la emoción de la que antes nos gustaría despojarnos por las características que la acompañan; pero la tristeza es necesaria, al igual que el resto de nuestras emociones.
La tristeza nos ofrece la oportunidad de crecer tras cada pérdida haciéndonos cada vez más fuertes, más autónomos, más independientes y con más recursos. Por ello no tiene ningún sentido que intentemos reprimirla o actuar como si no existiera; si hacemos esto la tristeza permanecerá oculta y tendrá otros efectos no deseados sobre nosotros. Resulta más conveniente aceptarla y trascenderla lo antes posible, saliendo fortalecidos tras la experiencia; creciendo, en definitiva, con la experiencia.
Pero, ¿a qué me refiero cuando hablo de “crecer con la experiencia”?. Con este caso práctico voy a ilustrar los pasos a seguir, de forma que te ayude a comprender mejor este concepto.
Cómo podemos apoyar a nuestros hijos en su tristeza
Hace ya algún tiempo me marchaba de viaje durante una semana para realizar una formación en otra localidad. Mi hija Lucía tenía nueve años por aquel entonces, ya habíamos hablado en familia sobre el viaje y ella no había mostrado ninguna emoción en particular pero la tarde anterior, estábamos en el coche cuando escucho en la parte de atrás un gemido casi imperceptible. Cuando miro la veo llorando bajito, disimuladamente, sin llamar la atención. Salimos del coche y le pregunté muy tranquilamente qué le sucedía. Me dijo que estaba muy triste porque yo me marchaba al día siguiente e iba a estar una semana sin verme.
Seguro que te ha pasado alguna vez que antes de despedirte de alguien a quien quieres ya estás triste, te estás anticipando al momento en que el otro ya no estará y le echarás en falta. A veces esta “tristeza a futuro” empaña nuestro presente, ¿verdad?
Como padres, nuestro instinto de protección hacía nuestros hijos puede “jugarnos una mala pasada” ya que podríamos intentar mitigar de algún modo su dolor quitándole importancia al hecho, intentando evitar a toda costa cualquier situación triste para ellos o actuando como si no pasara nada. En estos casos el niño puede pensar que su emoción no es legítima y se avergüence de sentirla, entonces aprenderá a ocultarla y más tarde a ocultársela a sí mismo tapándola con otras emociones, no querrá “verla” porque le hará sentir débil e inferior, por lo tanto se perderá la oportunidad de crecer con la experiencia.
¿Cómo habrías reaccionado en una situación así? Muchos padres, en ocasiones movidos por su propio sufrimiento al ver sufrir a sus hijos tienden a actuar precipitadamente, quizá dando soluciones para que dejen de llorar o quitando importancia a la situación pero esto no genera crecimiento. Ellos van a crecer cuando encuentren recursos para salir de su tristeza POR ELLOS MISMOS. Confía en ellos y en su capacidad para encontrarlos.
Entonces, ¿cómo podemos apoyar los padres? ¿Cómo acompañarles en el proceso para que los encuentren y crezcan con la experiencia? A continuación, y a través del ejemplo, te iré exponiendo las 3 claves para apoyar a nuestros hijos en estos procesos:
1: Validar su emoción; es decir, el niño debe sentir que su emoción es legítima, que es normal estar triste, eso les hará sentirse seguro y no avergonzarse por sentir. Esto es fundamental con todas las emociones. En próximas entradas hablaremos sobre cómo legitimar otras emociones como por ejemplo la envidia o los celos.
2: Ofrecer apoyo sin emitir juicios. ¿Qué crees que necesitaba mi hija en ese momento? ¡Exacto!, ¡has acertado! Pues sí, un abrazo. Cuando estamos tristes necesitamos comprensión y cercanía. Lo último que necesitamos son juicios. Cuando validas la emoción del otro y además le ofreces el apoyo de un abrazo es muy probable que empiece a sentirse mejor.
3: Acompañar y apoyar en la búsqueda de recursos propios. ¿Y ahora qué, lo dejamos ahí?, ¿qué opinas? Por supuesto que no, ahora nuestro hijo se siente comprendido y acompañado. Lo suficientemente seguro como para empezar a buscar la forma de salir de su tristeza. En este caso lo que yo le dije fue: “Comprendo que estés triste porque no estaré en casa durante varios días. Piensas que me vas a echar de menos ¿verdad? ¿Se te ocurre algo que puedas hacer para no echarme en falta durante estos días?”
¿En qué estado pensáis que estaba mientras pensaba? Ya no estaba triste ni mucho menos, había salido de su tristeza y estaba buscando recursos. ¡Y los encontró a la velocidad del rayo! En cuestión de segundos había encontrado algunos que le satisfacían como hablar conmigo por Skype por las noches o pedir a su padre si podría dormir con él mientras yo no estaba; esto último en concreto le hacía una ilusión tremenda 🙂 Ya se visualizaba por las noches, los dos en la cama hablando conmigo por Skype antes de dormir. Ahora ya no sólo no estaba triste, estaba feliz por haber encontrado recursos contra su tristeza. Ella aún no lo sabía pero estaba adoptando una postura Proactiva frente a su situación.
Finalmente, como siempre digo, lo importante no es el recurso. Pienso que no existe la forma “correcta” o “incorrecta” de hacer las cosas, eso son juicios de valor subjetivos. Para mí es mejor pensar en “lo que me funciona” o “lo que no me funciona” y Lucía, en este caso, consiguió salir de su experiencia fortalecida, sabiendo que es capaz de encontrar el modo de salir de su estado emocional por ella misma.
Y ¿qué necesitó de mí como madre? Pues cosas muy importantes, que confiase en ella y su proceso, cero juicios y por supuesto ofrecerle la seguridad que necesitaba para encontrar una solución por ella misma.
¡Feliz fin de semana!