Educación emocional y felicidad
Hoy me gustaría abordar contigo un tema que creo que puede serte de utilidad si tienes hijos (o quieres tenerlos algún día), si tienes alumnos o estás de algún modo en contacto con niños o adolescentes. Quiero hablarte acerca de la importancia de la educación emocional y por supuesto también de por dónde puedes empezar si para ti lo es.
Cuando hablamos de educación emocional pueden surgir muchas dudas acerca de su significado y es importante conocer con precisión el término que estamos «manejando». Por eso, si quieres una definición bastante completa y precisa te recomiendo leer la de Rafael Bisquerra.
Toda educación es emocional, en tanto en cuanto, las emociones están presentes en todos los instantes de nuestra vida. Nos movemos con y por ellas.
Piensa ahora en tu relación con esos pequeños y maravillosos seres en desarrollo que tienes a tu alrededor. Lo que hacemos y decimos influye en sus emociones al igual que nos pasa a nosotros con ellos. La cuestión es, ¿sabemos gestionarlas y comunicarlas de forma saludable? Si no tenemos educadas nuestras emociones es probable que muchos problemas familiares surjan precisamente por ese motivo. Por otro lado, cuando todos los miembros de la familia poseen estas competencias emocionales aumenta la calidad de la vida familiar. Y el resultado es el bienestar y la armonía.
Podemos decir que para una correcta educación emocional la clave está en que los responsables de la educación (y me refiero a todos: madres, padres, abuel@s, maestros, monitores, cuidadores…) tengan los recursos y habilidades que les permita apoyar a los más pequeños. Los adultos necesitan tener integradas y desarrolladas estas competencias en ellos mismos primero. Imagínate intentando enseñar a alguien a conducir sin haber conducido un coche jamás. Es imposible aunque te hayas leído todos los libros del mundo al respecto.
Por eso, si no te conoces en profundidad, si no has desarrollado tu Inteligencia Emocional y no sabes de dónde surgen las emociones que sientes, si no eres capaz de identificarlas y saber qué información te dan no vas a poder apoyar a otro ser humano en su propia dimensión emocional, por más que le ames y te preocupe su bienestar. ¿Cómo puedes enseñar a un niño a gestionar su enfado, sus celos, su frustración o su inseguridad si no sabes gestionar los tuyos? Además, seguro que ya sabes que la mayor parte de las enseñanzas y recursos que les aportamos las aprenden por imitación, así es que es de sentido común que empieces por ti.
En cualquier caso siempre podemos trabajar en paralelo, es decir, es posible apoyar a niños y adolescentes en la gestión de sus propias emociones a la vez que trabajamos sobre nosotros. Así es que si perteneces a ese grupo y ya estás trabajando sobre ti vamos a centrarnos hoy en cuatro claves básicas para apoyarles en la gestión de sus emociones de la mejor forma posible. Por supuesto hay muchas más pero este es un buen comienzo.
Vamos allá…
CLAVE 1 – Sensibilidad
Como ya te imaginarás no podemos entrar en la dimensión emocional de nuestros hijos o alumnos como «un elefante en una cacharrería», ¿verdad? Esta es una parte muy delicada del ser humano y tenemos que acercarnos con todo el tacto del mundo.
Piensa en ti, en lo vulnerable que puedes llegar a sentirte en algunas ocasiones por el simple hecho de sentir una emoción determinada. Seguro que lo que menos necesitas en esos momentos es que otra persona te diga cómo deberías sentirte o qué tienes que hacer para lograrlo.
Si sabes conectar con SUS necesidades reales y profundas no tendrás problemas a la hora de apoyarles. Para eso activa tu «antena parabólica», sal de tus propias necesidades y observa las suyas con todo el respeto, el cuidado y la ternura que la situación requiere.
CLAVE 2 – Autenticidad
Decía el psicólogo humanista Carl Rogers «Ser auténtico implica también la voluntad de ser y expresar, a través de mis palabras y mi conducta, los diversos sentimientos y actitudes que existen en mi (…). Sólo mostrándome tal como soy puedo lograr que la otra persona busque con éxito su propia autenticidad”.
Si aplicamos su cita a la educación emocional nos daremos cuenta de que si queremos apoyar de forma «real» y eficiente a esas personitas que tanto nos importan tenemos que conectar con ellos desde nuestra propia autenticidad. De este modo ellos se sentirán seguros para hacer lo mismo y en ese proceso descubrirán qué sienten en realidad. Quizá sus emociones superficiales estén ocultando otras más profundas que deben ser observadas desde la honestidad y la autenticidad. Así podrán conectar con los recursos que necesitan para salir de su estado emocional y aprender. ¿Te sientes capaz de ser auténtic@? Si tu respuesta es NO piensa en qué te lo impide.
CLAVE 3 – Aceptación Incondicional
Habrás observado cómo, a menudo, los estados emocionales de los que más te importan influyen en los tuyos. La consecuencia puede ser que tu propio «secuestro emocional» te impida apoyarles cuando más lo necesitan.
Imagina una situación concreta. Tu hija adolescente te cuenta preocupada que cree que este trimestre va a suspender cinco asignaturas. Está agobiada y se siente culpable. Entonces tú sientes miedo por las consecuencias que esto puede tener sobre ella y sobre su futuro por eso te enfadas y le contestas, «¡Normal, si es que no estudias lo suficiente. No me extraña que te pase lo que te pasa, así no vas a llegar a nada en la vida!» Probablemente esa frase no sea lo que ella necesite escuchar para bajar su propia carga emocional y, posteriormente idear un plan de acción para solucionar su situación. Pero tú, debido a tus propias emociones no has podido evitar juzgarla y volcar sobre ella tu propia carga emocional.
Te recomiendo que practiques la aceptación, tanto de las situaciones como de las emociones que tus hijos estén sintiendo en todo momento (ojo, digo aceptación, no resignación). La aceptación te lleva a la calma, y la calma es lo que necesitas para apoyarles cuando más te necesiten.
Muchos alumnos de nuestras clases de inteligencia emocional comentan que les sorprende no poder manejar sus emociones con sus seres más queridos cuando suelen hacerlo sin dificultad en su trabajo o con extraños. Su teoría es que les cuesta más porque son personas a las que quieren pero en realidad no es así. No es por el amor, es por el miedo. Pero este es un tema que dejaremos para otra ocasión.
CLAVE 4 – Paciencia
¿Alguna vez has perdido la paciencia con tus hijos? jeje, qué pregunta ¿verdad?, ¿y quién no?
Ahora pregúntate, ¿qué te cuenta tu impaciencia sobre ti? Básicamente hay dos posibilidades. Por un lado puede indicar que llevas mucho tiempo persiguiendo un objetivo que no se cumple. Si tus objetivos con respecto a tus hijos o alumnos aún no se han cumplido revisa tus estrategias, quizá no son todo lo eficientes que podrían ser y debes mejorarlas. Piensa en esta regla lógica, tu nivel de satisfacción en cualquier área de tu vida es un indicador de tu nivel de recursos personales respecto a ése área en concreto. Así es que pregúntate: ¿qué me falta?, ¿qué nuevos recursos necesito si la impaciencia me está contando que mis “viejos” recursos ya no funcionan?
Otra posibilidad es que pierdas la paciencia por falta de confianza. Imagina por ejemplo que tu hijo está en tercero de infantil y que todos los niños de su clase ya saben escribir las vocales sin dificultad, sin embargo el tuyo aún no sabe ni cómo coger el lápiz. Te sientas con él todas las tardes un buen rato pero nada…no hay forma. Entonces empiezas a perder la paciencia. ¿Por qué? Porque el miedo a que tu hijo se quede atrás y sufra por ello te impide respetar sus ritmos y confiar en su proceso. Cuando sientas que estás perdiendo la paciencia revisa la amenaza que supone para ti las conductas o emociones de tu hijo. Cuando superes tus miedos comprobarás que sigues perseverando en tu objetivo pero de forma más paciente (y paradójicamente más eficiente) ya que tus valores personales serán tu mejor fuente de motivación.
Estas son algunas claves que considero fundamentales para que comiences a acercarte al maravilloso mundo de la educación emocional. Pero por supuesto esto es sólo un breve «aperitivo».
Si quieres profundizar un poco más te recomiendo que veas nuestra última Masterclass sobre educación emocional impartida por Raquel, nuestra experta en Inteligencia Emocional para las etapas de infantil y juvenil.
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¡Hasta pronto!
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